sábado, 17 de octubre de 2020

TERAPIA DE ACEPTACIÓN DE COMPROMISO UNA DEFINICIÓN FUNCIONAL DESDE LA ABA. RESUMEN DEL ORIGINAL DE 2020

 



DEFINICIÓN FUNCIONAL DE LOS 6 PROCESOS DEL HEXAFLEX DE LA ACT

 

Nota: Esto es simplemente una traducción, toma literal de notas del mismo resumida y adaptada del artículo original  y por lo tanto incompleto. Agradezco enormemente a Karemi Batista haberme informado de la existencia de tal artículo realizado por profesionales de ABA (Análisis Aplicado de la Conducta)  que supone un acercamiento muy importante mediante uso del AFC entre ABA y ACT en una perspectiva conductista radical .

¿Es posible conceptualizar en terminos funcionales los procesos de la ACT y que sean aún más útiles tanto para los terapeutas ACT como para los practicantes de ABA? (ESTA ES LA CUESTIÓN CENTRAL DE ESTE ARTÍCULO ****)

 Fuente original desde la que se ha adaptado este texto:

 Tarbox, J.; Sbazo, T.G., and Aclan, M. (2020). Acceptance and Commitment Training Within the Scope of Practice of Applied Behavior Analysis. Behavior Analysis in Practice

1.     VALORES:

Se trabaja como reglas que funcionan como operaciones de motivación verbal que aumentan o disminuyen la eficacia de los estímulos como reforzadores o castigadores, apoyando así las conductas manifiestas que producen esos estímulos.

 En general, las intervenciones de valores permiten agregar poderosas funciones apetitivas (o reforzadores intermediarios) a una situación que de otro modo sería aversiva, proporcionando a un padre, miembro del personal, cliente o maestro la motivación que necesita para perseverar frente a la adversidad. Por lo tanto, las intervenciones de valores apoyan los repertorios de seguimiento de reglas que están orientadas hacia reforzadores positivos más grandes y de más largo plazo, frente a un escape a corto plazo.

2.     ATENCIÓN AL MOMENTO PRESENTE:

 Implica fortalecer un repertorio conductual de atención a los estímulos en el momento presente, mientras que se debilita el atender al propio repertorio de comportamiento verbal con respecto a eventos pasados, futuros o imaginarios. Tiene como objetivo aumentar la sensibilidad a las contingencias ambientales y debilitar las fuentes inútiles de control de estímulos verbales. En la práctica, esto implica evocar y reforzar la atención a diferentes aspectos de la experiencia inmediata. Se aprende a tactar la propia conducta de atención, y la ocasión de atraer la atención errante, en sí misma, se convierte en un estímulo discriminativo para redirigir uno la propia atención de regreso al momento presente, comprendiendo así un repertorio secundario de autogestión propio de la conducta de atención continua.


3.     ACEPTACIÓN:

 La aceptación se puede considerar como un comportamiento de aproximación (o la ausencia de evitación o escape) en presencia de estímulos aversivos, creando así un contexto para que ocurran comportamientos más variados y potencialmente más adaptativos y luego se contacten con reforzadores naturales.

 En la práctica, esto implica debilitar los repertorios reforzados negativamente gobernados por reglas al evocar y reforzar directamente la capacidad de abordar eventos previamente aversivos (públicos y privados).

 Los terapeutas pueden reforzar directamente a los  comportamientos de aceptación mediante la creación de un contexto de apoyo para que los clientes elijan acciones difíciles y luego refuercen directamente cuando lo hacen.

 Los propios terapeutas en situaciones difíciles con sus clientes o eventos de sus vidas experimentarán eventos privados aversivos (por ejemplo sentimientos de frustración o pensamientos de incapacidad) que pueden servirle como ocasión discriminativa para tomar unos minutos para observarlos permitiendo que estén presentes y después hacer acciones encubiertas y abiertas en dirección a sus valores reforzantes (por ejemplo decirse que está dispuesto a experimentar esos eventos privados aversivos mientras lleva a cabo acciones en la dirección de sus valores y llevar a cabo acciones concretas al respecto). Por tanto, una situación que antes era aversiva ahora se convierte en una oportunidad para contactar con el refuerzo comportándose de una manera coherente con los valores.


4.     DEFUSIÓN:

 Desde una perspectiva de sentido común, la defusión es la encarnación de quizás el más central de los conceptos conductuales: la mente no controla la conducta.

 A diferencia de cómo nuestra sociedad mentalista nos ha entrenado a todos para creer que la mente causa el comportamiento y, por lo tanto, que debemos tomar nuestros pensamientos muy en serio, los procedimientos de defusión tratan de enseñar a las personas a notar sus eventos privados por lo que realmente son: solo más estímulos en su entorno.

Un análisis conceptual conductual de la defusión es considerablemente más complejo e implica un comportamiento gobernado por reglas. El problema al que se dirige la defusión se denomina " fusión " en la literatura de ACT y significa un control demasiado rígido del comportamiento por medio de reglas.

La defusión, entonces, se refiere a un debilitamiento de un control de reglas demasiado rígido sobre el comportamiento, de modo que otras funciones (establecidas verbal y no verbalmente) pueden llegar a tener efecto.

 Por lo tanto, los procedimientos de defusión buscan interrumpir las funciones estrechas e inflexibles de los estímulos verbales privados (es decir, pensamientos), de modo que pueda establecerse un repertorio más amplio y flexible de responder a esos pensamientos como estímulos privados.

 Los procedimientos de defusión generalmente interrumpen la función de reglas inútiles al agregar funciones neutrales a esas reglas o al agregar funciones humorísticas.

Lo que importa es que, funcionalmente, el terapeuta ayuda al cliente  a involucrarse en un comportamiento más flexible y variado en presencia de cualquier regla que evoque el comportamiento de evitación.

 En términos simples, la defusión se trata de enseñar a los clientes  a " no tomar sus propias mentes tan en serio. "

 

5.     EL YO COMO CONTEXTO:

 El análisis funcional del como yo como contexto podría pensarse como un repertorio flexible de toma de perspectiva.

 Visto desde el punto de vista de la RFT, el yo como contexto implica entrenar relaciones deícticas flexibles de yo / tú, aquí / allá y ahora / entonces.

 De esta manera, los procedimientos del yo como contexto implican dar forma a un comportamiento verbal flexible y autodirigido en presencia de eventos privados que varían a lo largo del tiempo (por ejemplo, recuerdos del pasado y preocupaciones por el futuro), lugar (por ejemplo, situaciones diferentes, relaciones, roles) y persona (por ejemplo, diferentes perspectivas sobre el mismo evento).

 Un terapeuta podría entrenar el yo como contexto en cualquier momento que se presente reglas sobre el yo (es decir, en términos simples, autoconceptualizaciones como roles, relaciones, características y evaluaciones) que limiten la flexibilidad y obstaculizan el comportamiento abierto dirigido por valores.

 Los analistas de comportamiento nuevos en ACT pueden encontrar poco clara la distinción entre defusión y yo como contexto.

 En términos simples, la defusión apunta a reglas y pensamientos que no funcionan el mundo exterior, mientras que el yo como contexto aborda reglas y pensamientos inútiles sobre el yo.

 Dicho desde el punto de vista conductual, los procedimientos de defusión debilitan el control rígido por medio de reglas que describen el entorno fuera de uno mismo, mientras que las intervenciones del yo como contexto debilitan la influencia de las reglas que se describen a uno mismo o los demás.

 Ambas clases de intervención buscan debilitar el control de reglas excesivamente rígido, una con respecto a las reglas en general, y la otra con respecto a las reglas que influyen en el comportamiento de toma de perspectiva.

 Cuando aprenden habilidades de defusión y de autocontexto, los clientes comienzan a notar sus pensamientos y a responder a ellos de manera desactivada.

También se puede enseñar a los clientes a reconocer los estímulos en el entorno que evocan el autodiálogo problemático, con el fin de darse pistas para participar de forma flexible con la defusión o las habilidades del yo como contexto.

 

 6.     ACCIÓN COMPROMETIDA

 La acción comprometida es el objetivo final de ACT y describe una clase de respuesta de comportamientos abiertos socialmente significativos que mueven a uno en la dirección de los valores declarados. Los otros cinco repertorios conductuales descritos anteriormente sirven para crear un contexto para que una persona se involucre en patrones cada vez más amplios de acción comprometida dirigida por valores. La formación de la acción comprometida implica la formación de (a) la discriminación de aspectos del contexto inmediato relacionados con los valores y (b) la participación en comportamientos coherentes con los valores, según corresponda a ese contexto.

 Durante todo el tratamiento, un terapeuta puede alentar al cliente a identificar y tactar la función de su comportamiento actual (p. Ej. En el caso de un niño: , "Yo estoy tratando de evitar el juego porque parece que Miguel va a ganar. ") y luego identificar comportamientos específicos en los que el niño podría involucrarse inmediatamente que estén en línea con sus valores (por ejemplo, " Quiero ser un buen amigo y los amigos juegan juntos, aunque alguien pierda. ”), además de ayudar al niño a seleccionar metas realistas a las que apuntar fuera de las sesiones de tratamiento (por ejemplo, " Quiero proponer un juego que se me da bien  y que enseñare a Miguel”). El terapeuta también buscaría estimular y reforzar al niño  en un repertorio de flexibilidad de manera más amplia (es decir, defusión, aceptación, conciencia del momento presente y valores), cuando surgen eventos privados que previamente desviaron las acciones consistente con sus valores.

 


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