Sección patrocinada por sección patrocinada

Arte

El «criptoarte» hace saltar la banca

El «huracán Beeple» arrasa con todo lo conocido y vende una pieza digital que jamás se podrá tocar ni oler, «Everydays: The First 5000 Days», por 69,3 millones de dólares

Transcurridas varias horas, hay quien se frota todavía los ojos ante la nueva burbuja generada por el mercado del arte en cuestión de unas pocas semanas. La obra «Everydays: The First 5000 Days», del artista digital Beeple, fue rematada ayer en Christie’s en 69,3 millones de dólares (58 millones de euros). Cualquier pieza artística vendida por este precio merecería un espacio en los principales medios de comunicación del mundo. Pero es que, además, lo extraordinario aquí es que se trata de criptoarte o arte NFT –es decir, un tipo de expresión artística que solo existe en él ámbito digital y que solo se puede autentificar mediante tecnología blockchain–. Quien haya comprado este «collage» conformado por 5.000 imágenes no lo va a poder tocar ni oler nunca. No existe físicamente. Es una posesión que se acerca a un acto de fe.

Los 69,3 millones que se han pagado por la obra de Beeple no constituyen solamente el precio más elevado conseguido nunca por una obra de arte digital, sino que encaraman a este autor al podio de los tres artistas vivos que más caro han vendido uno de sus trabajos. Tras los 91,1 millones pagados por el «Rabbit», de Jeff Koons y los 90 por la pintura «Portrait of an Artist», de David Hockney, este trabajo NFT de Beeple se sitúa por delante de cualquier obra vendida hasta ahora por los artistas vivos más consagrados e influyentes de la historia del arte contemporáneo.

Pero no todo acaba aquí: Beeple es un recién llegado al mundo del arte. Tras una dilatada y exitosa carrera como diseñador gráfico y una labor en redes sociales que le ha llevado a tener casi dos millones de seguidores en Instagram, su salto a la creación artística se produjo hace unos pocos meses. Incluso no se ruborizado al admitir que su conocimiento del arte contemporáneo «tradicional» –es decir, el que no es digital– es escaso.

Quiere esto decir que, de unos meses a esta parte, ha pasado de cero a casi 70 millones de dólares, convirtiéndose en el nuevo niño mimado del mercado y del coleccionismo más voraz. Para que nos hagamos una idea de lo que supone este ascenso vertiginoso al estrellato más absoluto, cabe recordar el caso de un pintor como Jacob Kassay, estudiado por los principales analistas porque, entre noviembre de 2010 y mayo de 2011, consiguió elevar el precio de sus «pinturas de plata» desde los 8.000 hasta los 295.000 dólares, siendo un perfecto desconocido sin ningún currículum. En comparación a lo sucedido con Beeple, Kassay se queda como un suceso irrelevante a la hora de comprender por qué, súbitamente, y sin que medie trayectoria profesional que lo avale, un artista se convierte en el objeto de la especulación más disruptiva.

Resulta innegable que, en el origen del «fenómeno Beeple», así como de la burbuja del arte NFT, se encuentra una inteligente y arriesgada estrategia comercial de Christie’s para recuperarse del batacazo sufrido en 2020. De hecho, durante el ejercicio pasado, esta casa de subastas fue superada –por primera vez en la historia– por Sotheby’s en facturación anual. Frente al 16% de descenso de los ingresos de Sotheby’s, Christie’s acumuló un 25% de disminución en su facturación, lo que le ha valido abandonar este –más que simbólico– primer lugar.

Desde los tiempos de Loic Gouzer, ex director del departamento de Arte Contemporáneo de esta compañía, Christie’s no había planteado una estrategia comercial tan innovadora como la propuesta ahora con la venta de arte NFT. ¿Será este el camino por el que se encauzará el coleccionismo de más alto nivel o, por el contrario, se trata solo de una moda pasajera que desaparecerá tan rápido como ha venido? Lo cierto es que, con independencia de lo que suceda, hay un hecho nada baladí en todo este fenómeno del arte NFT: su compra únicamente se puede realizar en criptomoneda. Y eso quiere decir que, si ya de por sí el mundo de las subastas resultaba opaco y muy dado a la evasión de impuestos, esta nueva modalidad de pago arrojará mayor oscuridad a las transacciones. Nos encontramos en un momento crucial de la historia del mercado del arte. El «huracán Beeple» ha arrasado con todo lo conocido.