Estimados Socios y Amigos de la Cámara Belgolux,
Como es tradición en Bélgica, nos tomamos todo el mes de enero para presentar los saludos de Año Nuevo de modo que aprovecho la oportunidad de esta comunicación para desearles nuevamente, en nombre propio y en nombre de la Cámara Belgolux, un muy Feliz y Próspero Año 2022 con muchas alegrías y grandes logros.
Durante el año pasado se fueron disipando muchas incertidumbres nacidas de los eventos de fines de 2019 y de 2020, pero surgieron otras que irán madurando con el pasar de los meses. Hubo un tiempo no tan lejano en que se podía enumerar las oportunidades y los desafíos que ibamos a enfrentar, sin embargo, fuerza es constatar que el ejercicio se haría muy largo y tedioso en la actualidad. Quisiera, por lo tanto, limitar mi mensaje a una reflexión sobre el rol de nuestra Cámara de Comercio en los tiempos nuevos que la mayoría de los Chilenos decidió iniciar con las elecciones del año pasado.
Desde la crisis financiera de 1982 que dio inicio a un nuevo modelo de gestión económica hasta el presente año, Chile habrá conocido un desarrollo destacado en el mundo, basado sobre la apertura a las inversiones extranjeras y al comercio internacional, dotándose de instituciones y de leyes que fueran favorables al crecimiento del Producto Interior Bruto. En el 2010, el país ingresó al club cerrado de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos) que integra 38 estados dentro de los más ricos. El destino trazado para Chile parecía ser inscrito en el marco de esos países que alcanzaron un nivel de riqueza durable y un comportamiento político-económico predecible a largo plazo. Vimos entonces afirmarse un Chile internacional próspero y competitivo que aspiraba al pleno desarrollo por la vía económica. Mientras tanto, un Chile nacional, ajeno a las ambiciones de sus dirigentes, seguía sintiendo el peso de estar a la cola de los países ricos, con un pie en la comodidad de una relativa abundancia y otro todavía anclado en el subdesarrollo.
Por voluntad popular y soberana, debemos entender que Chile no seguirá en la senda de los decenios pasados. La discusión sobre la idoneidad de cambios estructurales se puede hacer en los salones, pero, en la práctica, la economía, las inversiones y el comercio tienen sus reglas inamovibles y desprovistas de sentimientos (pero no de cortesía). Como asociación gremial, la Cámara chileno belgo-luxemburguesa de Comercio tiene un rol apolítico en promover los intercambios comerciales entre los tres países y defender los intereses de sus socios, de modo que es nuestra obligación resaltar las oportunidades, pero también advertir sobre los peligros. Y los cambios que se avecinan tienen ciertamente de ambos.
Si Chile representa ahora los cambios obrando en el mundo por la dignidad de las personas, por una mayor igualdad y un respecto irrestricto del medio ambiente, debemos pensar que la imagen de Bélgica y Luxemburgo, otrora en el pináculo de países dignos de admirar y emular, adquiere ahora tantas luces como sombras. En efecto, esos países, al igual que muchos países desarrollados, evidencian también los defectos que se le reprocharon al Chile internacional vencido en las urnas, en particular generar utilidades que fortalecen su poderío financiero o aprovechar posiciones dominantes, en capacidad de inversión o de tecnología, por ejemplo. Por otra parte, los países europeos gozan de prestigio en materias de desarrollo humano, igualdad de género, seguridad social y tolerancia, pero con una generación de riqueza tres a cinco veces mayor que el Chile de hoy.
Nuestra Cámara ilustra como pocas asociaciones el fuerte vínculo que une Chile con Bélgica y Luxemburgo a través de su gente y de sus empresas. Es el milagro del comercio que permite que el fruto del cacao cosechado en África o Sudamérica viaje a Bélgica para ser refinado y vuelva en la forma de bombones deliciosos a Chile o que los rayos del sol de verano en los edificios de la capital sean filtrados por vidrios elaborados cerca de Charleroi o que las formas de producir la energía que consumimos, sean tradicionales o renovables, nacen primero de la mente de ingenieros belgas. Existe un equilibrio fácil de alcanzar cuando las condiciones se dan y difícil de mantener cuando se ponen trabas y exigencias. Nos hemos regido por el capitalismo y la libertad durante cuatro décadas, aportando también nuestra conciencia social y humana; lo que viene es una incógnita para la mayoría de nosotros y probablemente para los propios gobernantes también.
En su historia, el ser humano ha tenido dos formas de sobrevivir : adaptarse o migrar. Ambas son válidas. Muchos de los extranjeros que nos radicamos en Chile hemos dado el paso al menos una vez en busca de una vida mejor o al menos diferente. Si vemos la vida como un velero, sabemos que no sirve de nada desear condiciones favorables de tiempo y de viento, uno debe fijar rumbo y navegar las aguas que le tocan. Mi mensaje, por ende, es de realismo, sin prejuicios arbitrarios pero sin ilusiones. Es lo que intentaremos transmitir y realizar durante este año con el equipo de la Cámara Belgolux, como siempre con la estrecha colaboración de la Embajada y de los consejeros regionales de Awex y Fit.
Mientras tanto, espero que disfruten de unas merecidas vacaciones o simplemente del verano chileno que tantos nos envidian.
Los saluda muy atentamente,
Alain Kaczorowski
|