¡Buenos días, profe! 👋 ¿Cómo estás?
El fin de semana pasado me pasó algo muy vergonzoso. Estaba tomando una cerveza con un par de amigos y unas conocidas en el bar del pueblo. Hasta aquí bien.
Todo discurría con normalidad. Ellos y ellas contaban anécdotas de la noche anterior. Yo escuchaba y reía, pensando en lo mucho que me hubiese gustado no haberme perdido esa fiesta. Las oposiciones, ya sabes.
Ya casi despidiéndonos una de las chicas, me preguntó por el estudio, el colegio y demás. Cuando acabé de contarle, no sé por qué, me salió decirle algo así como: "Oye, muchas gracias por interesarte, lo valoro mucho. Gracias".
Se hizo el silencio. Tanto ella, sus amigas y mis amigos se quedaron mirándome y, al instante, empezaron la carcajadas. Sí, por agradecerle eso. Además, soy de esas personas que se ponen rojas con bastante facilidad, y se me nota (la mascarilla me venía bien para estos casos), así que imagínate la situación. En fin, que pasé unos momentos bastante incómodos.
Esta anécdota me hizo pensar sobre el elogio y agradecimiento. Primero, por lo poco que lo exteriorizamos. Segundo, y como consecuencia de lo primero, por lo que sorprende. Al contrario que la crítica, que la exteriorizamos al instante y buscamos complicidad y apoyo en los y las demás.
Analizando esta situación con el cole, veo bastantes similitudes. ¿Cuántas veces criticamos y decimos lo que se está haciendo mal? ¿Y cuántas elogiamos y agradecemos? Os invito a llevar la cuenta de ambas durante un día.
Dentro del elogio/agradecimiento creo que hay que distinguir dos elementos importantes:
- Hacerlo en compañía. Es el nivel más fácil. Puedes ponerte de acuerdo con amigos/as y que ese elogio vaya apoyado de más personas. Nunca das la cara tú solo. Te puedes sumar al elogio de las demás personas o, simplemente, hacer presencia con una sonrisa.
- Hacerlo solo. Este es el complicado. Elogiar cara a cara a la otra persona en privado. Decir lo mucho que te ha gustado o que agradeces una acción, situación o evento. Sin más. Con el fin de que la otra persona sepa lo mucho que has valorado algo. [Es cierto que este elogio solitario, si se hace en público, puede sorprender. Que me lo digan a mí]
Y, aunque las reflexiones se alargan un poco y las completaré la semana que viene, sí que me gustaría hacerte una segunda invitación: Intentar elogiar más, tanto en compañía como en solitario. Y esto no es difícil. Puede ser exteriorizando el agradecimiento a tu madre porque le ha salido la comida riquísima. Puede ser decirle a un niño/a gracias por el entusiasmo que pone en clase. O simplemente agradecer una llamada o un WhatsApp (como me hace mi amigo Tomás). Pero creo que es importante exteriorizarlo.
¡Vamos al lío!
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